Kolmio trabajaba en el campo. Se levantaba temprano, temprano. Charlaba
un rato con las vacas, mientras peleaba con el pasto porque le hacia
cosquillas en las patitas. Paseaba a sus anchas por todo el verde,
aunque pasaba de lejos por el gallinero
porque le tenía miedo a los picotazos. Disfrutaba a la tardecita de
mirar a los girasoles dando el último baile y de sentir el olorcito a
leña que subía por el aire. Se hundía a la noche en un millón de
estrellas. Un día alguien vino de la ciudad. Kolmio escuchó con atención
todo lo que contaba y le pareció irresistible no conocerla. Se vistió
de colores, jugó con las formas que aprendió mirando las nubes en las
siestas panza arriba, y emprendió el viaje para conocer las luces de
otros lados.
Banquito de campo trabajado con papeles y laca.
Medidas: Diámetro 0.35 - Alto 0.42
No hay comentarios:
Publicar un comentario